Abuelos, tíos, primos y otros familiares en duelo
Cuando fallece un ser querido se altera el equilibrio del sistema familiar y la consiguiente adaptación a la pérdida supone una reorganización a corto y a largo plazo que dependerá del momento del ciclo vital, roles, red de apoyo, tipo de muerte y en la que las etapas de duelos familiares e individuales, se influyen recíprocamente.
El fallecimiento del familiar ocasiona cambios importantes en el concepto que tienen de sí mismos y del mundo que les rodea, manifestados en síntomas diversos dependiendo de la proximidad significativa (abuelos, nietos, sobrinos, tíos, primos, y demás familiares)
Estos familiares se encuentran atravesando un proceso doblemente triste ya que sufren por la pérdida del vínculo que en particular tenían con el fallecido y a su vez sufren por el duelo compartido con otros miembros de la familia.
Por ejemplo si murió un tío, seguramente el sobrino sufre por su propia experiencia según lo estrecho de su relación y también sufre por su primo quien ha quedado huérfano ya que lo quiere con hermandad y por otra parte sufre por ver a su madre triste por perder a su hermano fallecido o por ver a su abuela llorar por su hijo.
Otro ejemplo son los duelos de los abuelos quienes sufren la pérdida de las expectativas del nieto en el futuro y por otra parte al ver a su hijo o hija que vive un dolor inmenso y respecto al duelo de los nietos que sufren por la pérdida de la persona que los consentía y comprendía muchas veces con complicidad detrás de los padres y por otro lado les duele el sufrimiento de sus propios padres.
Es determinante entender que todos, todos, se encuentran cruzando un periodo crítico por lo que se recomienda no hacer comentarios minimizando el dolor de otros miembros así como compartir y admitir los sentimientos que afloran, sean los que sean, y contenerlos entre sí, implica tolerar y aceptar mutuamente la expresión compleja de cada uno (evitativa, negativa o positiva).